lunes, 10 de junio de 2013

JERUSALEN Y EL MAR MUERTO

Llegamos a Jerusalen (después de unas 6 horas de trámites en las fronteras jordana e israelita) en un autobús público y luego un taxi hasta el departamento que habíamos alquilado en el barrio judío. La primera impresión que tuvimos es que es una ciudad muy limpia y moderna, y así lo pudimos comprobar en los próximos días. Nos bañamos y partimos hacia la ciudad antigua, que estaba más o menos a 20 minutos a pie.
Puerta de Damasco

Israel tiene aprox 8 millones de habitantes y en Jerusalen viven unas 800 mil personas. Es una de las ciudades más antiguas del mundo habitada desde el siglo XIII a.C. y es "tierra santa" para los miembros de las tres principales religiones monoteístas del mundo: los cristianos, los musulmanes y los judíos. La ciudad antigua es chica, tiene aprox. 1 km2, la rodean altos muros que fueron construidos hace 500 años y adentro está formada por calles y callejuelas intrincadas, donde es muy fácil perderse. La muralla exterior tiene 8 puertas o portones por los que se ingresa, siendo los más importantes la Puerta de Damasco y la Puera de Jaffa.
La primera vez la idea era caminar un poco, ver cómo era la ciudadela. Hay cientos de tiendas que venden de todo: pañuelos, almohadones, joyas, cerámica, frutas y verduras, vestimentas varias, ect. Hay cafés y restaurantes. Caminando… caminando… dimos sin querer con el famoso Muro de los Lamentos. Es el lugar más sagrado para el Judaísmo y se trata de una pared antiquísima que sobrevivió a la caída del Templo de Jerusalén y data del siglo X a.C. El sitio se compone de una playa y la zona cerca del Muro que está dividida un sector para hombres y otro más pequeño para mujeres. Todos los que quieren orar se acercan al muro y leen y se lamentan con movimientos rítmicos, de atrás para adelante, como golpeándose la cabeza, por eso de bebe ser lo del "muro de los lamentos". Observamos que después de terminar las oraciones, la gente se retira caminando hacia atrás, siempre mirando al muro. Los judíos sienten la presencia de Dios en ese muro y creen que aunque el templo no exista más, Dios nunca se retiró de esta pared.
Callecitas de la ciudad antigua

Seguimos caminando… pudimos observar que la ciudadela nuclea varios eventos culturales y en esos días se estaba desarrollando una fiesta de luz y sonido, así que pudimos ver iluminación especial en diferentes sitios con hermosa música. Como estábamos cansados, cenamos algo y nos fuimos a dormir.

A la mañana siguiente volvimos a la ciudad antigua y tomamos un city tour "gratis" de 2 horas y media que nos llevó a todos los rincones de la ciudad. Queríamos ver el edificio más llamativo que es una mezquita llamada "la Cúpula de la Roca" (tiene una cúpula dorada) construida en el 700 d.C. pero ni nos pudimos acercar, ya que solo es para culto de los musulmanes y no dejan entrar turistas. El guía del tour nos llevó por los cuatro barrios de la ciudadela: el barrio armenio, el barrio judío, el barrio musulmán y finalmente, el barrio cristiano donde el paseo terminó en la Iglesia del Santo Sepulcro, donde se cree que Jesús fue crucificado, donde murió y que fue enterrado aquí. El edificio data del año 330 d.C. A la entrada de la Iglesia, a 5 metros, se encuentra el sepulcro de Jesús y muchos de los visitantes tratan de tocar la piedra que lo cubre y besarla o acostase encima de ella. Recorrimos la Iglesia, en sí es muy oscura porque no tiene luz natural y pudimos ver todos estos lugares.
Atrás, la mezquita Cúpula de la Roca

Flotando en el Mar Muerto
El último día lo destinamos para ir al Mar Muerto. Si bien ya lo habíamos visto desde Jordania, la idea era ir a tomar un baño en este lugar único en el mundo. El Mar Muerto es un gran lago salado que ocupa una depresión que tiene casi 400 m bajo el nivel del mar lo que lo hace el punto más bajo de la Tierra. Caminamos hasta la terminal de buses para tomar el bus público y tardamos una hora y media en llegar a un lugar llamado Ein Gedi, una playa pública. Hacía muchísimo calor (unos 40 grados), y nos fuimos directamente al mar. El agua estaba calentita, calculamos que más de 25 grados. A simple vista no tiene nada especial, pero al entrar al agua nos dimos cuenta que flotábamos más de lo normal. Es imposible hundirse más abajo que el pecho! Este mar tiene una concentración muy alta de sales y otros minerales con propiedades curativas, que hace que la flotabilidad sea elevada. Aquí no se puede nadar, salpicar, bucear, meter la cabeza debajo del mar, ya que las sales pueden ser perjudiciales para los ojos. Pero sí se puede leer el diario mientras flotas cómodamente. Una delicia! El agua es azul y clarísima y hay un guarda-vidas en una casita elevada que tiene un megáfono, y si hay alguien haciendo algo indebido te reta por el altavoz. Creo que nosotros nos portamos bien, igual si nos hablaba, no hubiésemos entendido nada. Volvimos en el último micro de las 14,30. Como a las 17 hs comenzaba el Sabbat y "todo cierra" pasamos por el supermercado a comprar algo para la cena.
El Muro de los Lamentos


Esa noche no dormimos nada, el transfer para ir al aeropuerto de Tel aviv nos pasó a buscar a la 1 y media am… Estambul (Turquía) y los indignados nos esperaban!!!

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